martes, 9 de febrero de 2010

En una gota

Pulidos por la piedra molida
nos subimos a una caricia
de tarde de enero.
Recorrimos toda nuestra ciudad
para volver al punto de salida
y pelearnos por el orden de las cosas
que no quería nombrar
por miedo a darle nombre,
y cargarla como cielo de tormenta,
y por hacerle espacio a alguien que no habíamos invitado
arruinando nuestro paseo en cinta
por las escamas del pez que no puede volar.

1 comentario:

Juan dijo...

Planos efímeros vuelan por ahí
y nosotros, vanos arquitectos,
queremos ordenarlos.

La ruina es verle la cara al temor
que nos provoca el cambio,
de las estructuras que no son aquí como nuestra mente.

Una vez que el Devenir nos ha torneado,
ya no nos corresponde pedirle explicaciones.