lunes, 29 de diciembre de 2008

Aullido De Un Domingo Lluvioso

Hoy la lluvia
Abrió el apetito de la loba
Que de un salto se abalanzó a tu pecho
Y comió lo último que quedaba
De tu voluntad.
Tirada en el pasto,
Rígida, abriste los brazos al desgano
Y te olvidaste porque lo hacías.